En las notas de mero carácter divulgativo, dentro de esta
sección de "Alhama, histórica", entramos en la denominada Edad de los
Metales o, lo que es lo mismo, el último periodo de la Prehistoria, cuyo final
marca el comienzo de la Historia, la que "se iniciaba con la aparición del
primer testimonio escrito".
La edad del cobre en nuestra comarca
"Alhama, histórica"
Andrés García Maldonado
Esta Edad de los
Metales, la que comienza al concluir la Edad de Piedra, la sitúan hacia el
siglo VI antes de Cristo en el Mediterráneo, se viene a subdividir en Edades
del Cobre, del Bronce y del Hierro, y en su conjunto -no se pretende dar aquí
ninguna lección, sólo a refrescar algunos datos empezando por mí que lo que
vengo es a recordar tantos aspectos ya olvidados de aquellas lecciones de la
asignatura de Historia- se refiere ello al tiempo que comienza a utilizarse por
el ser humano distintos tipos de metales para hacerse utensilios y herramientas
que serán esenciales en su desarrollo, llevando a cabo la fabricación de
elementos que les serán de gran utilidad, por ejemplo, para comer como para sus
tareas agrícolas, sus cacerías, la pesca y hasta para sus luchas y
enfrentamientos entre ellos.
Dado que era muy
fácil de conseguir, se solía encontrar en la superficie de la tierra mezclado
con otros materiales, el cobre fue el primer metal del que se valió el hombre
prehistórico. Con el mismo fabricaron vasijas, puntas de flecha y utensilios
para el arado de la tierra, adornos, etc. Sobre todo, lo más importante, es que
descubren que era posible la separación del cobre del resto de los minerales
mediante la fundición, logro de transcendental repercusión como iremos viendo
en los artículos siguientes.
Los yacimientos de
nuestra comarca en lo referente a la Edad del Cobre, de los que tengamos
noticia nosotros, de los que en su día me facilitó la información María del
Carmen Castillo Rivas, siempre con la preparación y amabilidad que la
distingue, están situados por distintos lugares de la misma y, en síntesis,
hemos de relacionar los siguiente:
Los Colmenares (Ventas de Zafarraya)
Las únicas
referencias de este yacimiento se encuentran en la memoria de licenciatura de
A. Moreno Aragüez (1985), que describe un conjunto de materiales compuestos por
piedra pulimentada y cerámica, todo de superficie; según el mismo autor, los
pulimentos y los molinos de mano tienen su más claro paralelo con los de la
Fase II y III de Montefrío, durante el Neolítico Final y Cobre Antiguo. Sobre
la cerámica, es predominantemente lisa, y sus formas (cuencos y cazuelas) están
generalizadas a partir de los inicios del Cobre continuando hasta el Bronce.
Dolmen del Llano de Zafarraya
Según Manuel Gómez
Moreno (1949) el dolmen estaba situado al pie de Sierra Tejeda, en la Majada
del Puerco, próximo al cortijo de Valdeiglesias, al sureste del Llano de
Zafarraya.
Huerta Cañón
Esta huerta se
encuentra en la carretera que conduce desde Alhama hasta el embalse del
trasvase del río Marchán al pantano de los Bermejales. Las noticias sobre
sepulturas en esta zona proceden de Mc. Pherson, quien, en 1871, descubrió una
sepultura con restos humanos y hueso labrado.
Por otra parte, son
numerosos los restos cerámicos en esta zona, aparecen dispersos no sólo en la
bibliografía sino también en el tiempo. Manuel Gómez Moreno habla de sepulturas
también en la finca “Campanario de los Moros” y en la finca “Fuente del
Manco".
Aparte de estos
datos, es cierto que en Alhama existen algunas colecciones privadas, fruto de
la expoliación, que contienen incluso vasos campaniformes.
Necrópolis megalítica del pantano de los Bermejales
El pantano de los
Bermejales situado entre Alhama de Granada y Arenas del Rey, perteneciendo al
término municipal de este ultimo pueblo. La necrópolis se encuentra dispersa a
lo largo del río Cacín, dándose así lugares que pertenecen en concreto al
término municipal de Alhama.
El primer sepulcro
apareció en 1964, al bajar de nivel las aguas del pantano; posteriormente, tras
una minuciosa inspección, aparecieron nuevos sepulcros como los del pantano, en
Cortijo de Liñán, de la Navilla, Cortijo del Cura, los Vínculos y otros en el
Cortijo de Bartolo.
Para salvar de las
aguas el primer sepulcro citado fue necesario trasladarlo de lugar, colocándose
unos 60 m. más arriba sobre una pequeña colina. Años más tarde, concretamente
en 1967, al descender de nuevo el nivel de las aguas, se localizaron dos nuevos
sepulcros frente al anterior, aunque en peores condiciones. El sepulcro tenía
una galería de 9 m. de largo y 1’25 m. de ancho; la sepultura estaba rodeada
por un círculo de piedras de 20 m. de diámetro con un túmulo de tierra. El
corredor tenía planta rectangular, de 5 m. de longitud, igual que la cámara.
Los restos humanos se situaban en el corredor junto a una vasija globular
esférica, un pequeño trozo de piedra trabajado y un trozo de cobre.
Sepulcro del Cortijo
de Liñán: Se encuentra en la margen izquierda del río Cacín, aguas abajo del
Pantano de los Bermejales. Presenta planta trapezoidal y está rodeado por un
círculo de piedras pequeñas de 5 m. de diámetro, orientación S-SE. Se
encontraron restos de varios individuos y fragmentos de cerámica y una punta de
flecha de sílex de varias aletas de base cóncava y profunda.
Dolmen de la Navilla:
Está situado en uno de los lados del camino de acceso al cortijo del mismo
nombre. Es un dolmen de grandes proporciones, planta trapezoidal muy alargada,
estrangulándose a los 3 m. de inicio, presenta así dos partes claramente
diferenciadas: vestíbulo y sepulcro en la galería, de 4 m. de longitud.
La excavación arrojó
gran cantidad de restos. Sólo en restos humanos, según el número de cráneos y
mandíbulas, se calcula que había allí enterrados más de setenta y cinco
individuos. Los cráneos aparecían juntos en las paredes laterales y en el fondo
de la cámara.
El ajuar funerario
era bastante rico. En la cerámica se encontraron más de cincuenta vasijas,
predominan ollas carenadas y de forma globular, cuencos parabólicos de tres
cuartos y media esfera, copas y ollas con pequeñas asas. Entre las piezas de
cobre destacan gran número de punzones, puñales, un hacha y pendientes de plata
y cobre. Además de brazaletes de piedra, cerámica, cuentas de piedra
perforadas, puntas de sílex, etc.
Según el estudio de
los materiales, pudo ser que la utilización del sepulcro fuese desde finales de
la Edad del Cobre hasta principios del Bronce.
Sepulcros del Cortijo
del Cura: Se han localizado hasta cinco sepulcros dispersos por la finca.
Característica común a todos ellos es la falta de restos humanos, por otra
parte todos han sido saqueados ya desde la antigüedad. Los materiales son
bastante pobres: esquirlas de restos óseos, lascas de sílex y una flecha
triangular también de sílex.
Dólmenes de los
Vínculos: Están situados al NO del pantano de los Bermejales, junto al túnel del
trasvase del río Marchán o Alhama. El conjunto está formado por dos dólmenes
situados en el centro de un túmulo de 25 m. de diámetro y 3 m. de altura.
El dólmen Vínculo I
tiene unas dimensiones de 5’5 m. de longitud mientras que el dólmen Vínculo II es
una pequeña cámara de 1’30 m. por 0’70 m. En los dos había restos humanos: 32
individuos en el Vínculo I y 2 en el Vínculo II.
El ajuar funerario se
compone de 24 puntas de flecha, algunos cuchillos de sílex, un objeto de
bronce, fragmentos de útiles de hueso, fragmentos de ollas globulares, cuencos
y cazuelas.
(Imágenes de la necrópolis megalítica de los Bermejales).
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