domingo, 19 de agosto de 2018

Juan Jáspez y las otras pérdidas de Alhama


Con especial sencillez y contenida emoción, el invitado de honor de la vigésimo segunda Velada de los romances narró “su pérdida de Alhama”.



Nuevamente Andrés en el escenario, después de una breve pausa, en esa Plaza de los Presos o Plaza Real de Alhama dio la bienvenida a las autoridades, invitados y, cómo no, a todos los vecinos y paisanos congregados en ese lugar mágico, no soy yo quien lo dice, son casi todos los invitados que por él han pasado, convertido en cada velada en el espacio idóneo para celebrar un hito cultural en el Verano Cultural de Alhama y para homenajear una vez más, a nuestros romances a los que tanto debemos en lo que a conocimiento de nuestra Alhama se refiere.

 Recordó Andrés esa primera edición de la velada de los romances, siendo alcalde Pepe Molina y concejala de cultura María José López, posteriormente tuvieron lugar bajo el mandato de Francisco Escobedo, nuevamente Pepe Molina y en la actualidad Jesús Ubiña, para todos y para sus concejales de cultura tuvo Andrés palabras de agradecimiento. Del mismo modo que las tuvo para los organizadores de la velada del año anterior, miembros del Patronato, Concejalía de cultura y Alhama comunicación. Laura y Amparo, que decoraron primorosamente la plaza, no fueron olvidadas por el siempre agradecido Andrés. En cuanto a la edición de este año ha sido posible gracias al Patronato de Estudios Alhameños, el Ayuntamiento de Alhama, Alhama comunicación, y este año también ha contado con la colaboración de la Diputación de Granada.

 Prosiguió con una breve historia de la Plaza, historia que ya es conocida y has sido contada; Tuvo, cómo no, un especial y emocionado recuerdo para toda la gente que ya no está presente en la Velada por habernos dejado.

 Y entró de lleno en el motivo que cada año, desde hace 22 nos reúne a los alhameños de nacimiento o adopción en ese especial escenario, que no es otro que el de mostrar nuestro agradecimiento a los romances, que han dado a conocer el nombre de Alhama al resto del mundo el Ay de mi Alhama y el Moro Alcaide, que han hecho que nuestra Alhama sea conocida como “Alhama la suspirada” y la Reina de Granada.

 Recordó también Andrés como en la segunda edición de la velada fue Matías Prats padre el invitado de honor, ya que en la primera no hubo invitado. Desde la segunda edición si que hubo invitados, siendo, todos los pregones magníficos, tal vez, añadió Andrés, alguna vez habrá que reunir todos los pregones en un libro.

 Y pasó a la presentación del invitado de este año de la velada Juan Jáspez Márquez, del que destacó que fue elegido por unanimidad de todos los integrantes del Patronato, por su excepcional calidad humana y profesional y por su entrega a todo lo que sea positivo para nuestro para Alhama.

 Continuó recordando que tanto él como el invitado de honor salieron de Alhama siendo muy niños y siempre que regresaban, “para nosotros Alhama era el Paraíso”. Del invitado comentó que, de gran habilidad profesional, por donde quiera que ha ido ha dejado un gran recuerdo y todos conocen perfectamente a esa gran persona que es.

Tras la ovación con que fue recibida la intervención del presidente del Patronato, llegó el momento del pregón del invitado de honor, Juan Jáspez Márquez.

 Tras el saludo a autoridades, miembros del Patronato vecinos y amigos entró en materia confesando que al recibir la llamada de Andrés García Maldonado y recibir la invitación para ser el invitado de honor de esta velada, le dio un vuelco el corazón y se puso nervioso; en un primer momento le dijo que no: ”Los que bien me conocéis, sabéis de mis reticencias a hablar en público y lo que siempre digo: Dadme 500 niños, un silbato y dejadme solo en un patio”. Pero después y tras reflexionar llegó a la conclusión de que no podía negarse ya que se debía a Alhama y no podía dar la espalda a tantas muestras de cariño.
 Recordó, su infancia, sus primeros años en Alhama en la Cuesta de los Molinos, con sus vecinos Feliciana y Molduro, al que esperaba todas las tardes “para ver si me traía el nido de abubillas que le había prometido”. Fueron años, prosiguió de privilegio, pues hasta los siete años creció “entre la impresionante singularidad de los hermosos Tajos” o “chapoteando con el agua de la Pila de la Carrera”.

 Siempre le gustó la escuela, según su propia confesión y apenas con cuatro años se escapaba a las escuelas del Paseo, concretamente a la de Don Juan.

 Y hablando de escuelas y de romances nos contó que la primera vez que escuchó el Ay de mi Alhama fue en las escuelas del Callejón, hoy Conde de Tendilla, recitado por don Manuel Barrios, su maestro de 4º de primaria, que más tarde se licenció en historia y fue un gran investigador en la Universidad. Fue un referente para él y sembró la semilla “que más tarde me convirtió en el maestro que habéis conocido”.

 Fue ese maestro el que les explicó el origen y la belleza poética y su expansión, cinco siglos después, por todo el mundo y en cientos de lenguas.

 “Y esta noche, en ese lugar maravilloso se me ha encomendado la difícil misión de hacer el elogio-ofrenda anual de nuestra querida Alhama y de sus emblemáticos romances, tanto del Ay de mi Alhama, como del Moro Alcaide”

 Prosiguió Juan en el sentido de que, aunque el más famoso es el primero, no nos podemos olvidar del segundo, ya que ambos ocurren en el mismo tiempo y cuentan, en definitiva, la toma de Alhama por parte de las tropas del Marqués de Cádiz y el arrojo de un escalador Juan Ortega, en la noche del 28 de febrero de 1482. “Tu toma, Alhama, se convirtió en el inicio de la conquista del Reino de Granada, donde se vivió la última contienda en tierras ibéricas de cristianos y musulmanes”.

 Continuó comentando que, como en anteriores ocasiones se ha dicho, los referidos romances, llamados “romances de frontera” se dedicaba cantar episodios de guerra y lucha contra los moros con una indudable función de desanimar y desmoralizar al enemigo, contándole lo que más le dolía “la pérdida de Alhama”, ciudad considerada de ocio y descanso para los reyes de Granada y la nobleza granadina.

 “Muchas veces he pensado en el autor de tu romance, ¿Cómo te tenían que querer? ¡Cuánto les dolió tu perdida! Eras su paraíso”.
 También Juan Jáspez sufrió la perdida de Alhama, su paraíso de la infancia, cuando con nueve años partió para estudiar con los Salesianos, sobre todo en esa primera noche en una sala compartida con 200 niños: “Cuando se apagó la luz, se me vino el mundo encima y vinieron a mi mente recuerdos de tu torre, de tus molinos, de tus calles estrechas…”

 De tantas y tantas cosas que le hicieron derramar lágrimas y recordar y comprender nuestros romances y decidir, desde esa noche, reemprender la reconquista, mediante el estudio y la preparación para “volver a recorrer tus calles y tus rincones palmo a palmo”.

 El Ay de mi Alhama ha acompañado al invitado de honor de esta noche, en todos sus destinos profesionales: Castilléjar, La Peza, Montefrío y Cañete la Real.

 Por Alhama cambió su dedicación inicial a las letras por el cronómetro y el silbato, con ellos “tras diez años de espera volví a conquistarte”.

 Pero no existe maestro si no hay alumnos y para ellos, para sus “guerreros y guerreras” que constituyen innumerable ejército, logrado a lo largo de 27 años de profesión, tuvo palabras de recuerdo y cariño: ”Es por vosotros que estoy aquí, por vosotros que como juglares modernos habéis ido contando, de rincón en rincón, de casa en casa y de pueblo en pueblo, nuestras batallas y viajes, nuestras carreras por calle estrechas, nuestras noches de fiesta y carnaval”.

 Para sus guerreros tuvo una última arenga:” Que no volvamos a perder nunca más nuestra tierra, no más llantos y elegías, no desfallezcáis, cada uno desde su puesto de trabajo o estudio, luchemos por nuestra Alhama, desde la educación, el respeto, la tolerancia y, sobre todo, el amor y el cariño.

 Las últimas palabras de su intervención fueron una sentida declaración de amor a Alhama:” estoy tan a gusto hoy con nuestra gente que quisiera quedarme aquí contigo para siempre, dormirme en tu regazo y y al despertar cada mañana juntos ver al amanecer, salir el sol por tus Piedras Blancas”.

 Arenga a los jóvenes guerreros y declaración de amor a Alhama que comparte este cronista y cree que compartirán todos los los alhameños de nacimiento, adopción o decisión.

¡Cuánto te quiero mi Alhama!

¡Mi Alhama cuánto te quiero!

Hermosa y sencilla forma de finalizar el pregón.



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